miércoles, 16 de marzo de 2011

el cerebro como enemigo

Creo en dios, pero en ninguna religión. Realmente en lo que creo es en una explicación a lo inexplicable –origen del universo o la vida- y en fuerzas superiores, llámese naturaleza (gaia), Jehová, Alá o demiurgo. No en esa personificación que nos vigila y cuya voluntad hemos de cumplir.

Y no creo en las religiones porque son resultado de una cultura concreta, y unas circunstancias concretas, sin las cuales nunca llegaríamos a desarrollar esa religión. Es decir yo puedo llegar a plantearme la existencia o no de un dios -en distintas partes del mundo y en todas las épocas la humanidad se lo ha preguntado- y llegar a ciertas conclusiones comunes. Pero las religiones no son resultados necesarios, de hecho dependen totalmente del entorno donde nazcas. Difícilmente serías cristiano en una familia comunista y difícilmente serías animista si tu tio es obispo y tu familia catolica. Luego no son verdades absolutas –como ellos dicen- a las que venerar, sino mas bien normas sociales y productos de un entorno (que deberían amoldarse a la sociedad respectiva, pero ese es otro cantar).

¿A qué viene a cuento esto? Pues a que como repite constantemente el gran Punset: nuestro cerebro no está hecho para buscar la verdad, sino para adaptarse. Lo cual nos permite sobrevivir a casi cualquier catástrofe social –guerras, dictaduras, etc- o natural –muertes, estrés….- pero nos hace esclavos del entorno, al que nos adaptaremos. Dando una vuelta de tuerca más; una cosa es el entorno real y otra muy distinta el entorno percibido, nuestro cerebro –pobrecito ignorante- considera como verdad lo percibido, lo cual es especialmente peligroso (enfermedades mentales).

Y en eso estamos; en una sociedad enferma mental, incapaz de distinguir lo real de lo percibido. Sin duda el mundo se relaciona con nosotros a través de los medios de comunicación y estos deberían darnos una imagen de la realidad, pero si esto fuese así solo existiría un periódico y un telediario, y lo que interesa es el negocio. La novedad permanente, y si puede ser conflictiva mejor que mejor (fija la atención sin necesidad de pensar). Y ese es el verdadero drama, todo lo satura la novedad, no hay tiempo para el sosiego necesario para reflexionar. Usando el manido tópico del río donde “todo fluye y nada permanece” La realidad no existe, hay rio y no lleva agua ¿?? solo hay datos inconexos sin información (lo que dá sentido a los datos aislados).

Ejemplito: terremoto en japón; pues todo son imágenes desastrosas (apocalípticas según el medio) Nadie informa sobre los hechos, mejor vender muerte y destrucción. Nadie informa con seriedad, proliferan los ¿debates? en televisión -son baratos- y no saben informar!!! todo se resume en lo que ha pasado y nadie mira a las causas o consecuencias futuras. Ejemplito de estupidez informativa: (sea cual sea el hecho lo importante es el Nosotros) La energía nuclear no es peligrosa porque en España no hay terremotos. Siguiendo el supuesto silogismo, como ya no hay torres gemelas no hay nada que temer de Bin laden ¿??? No sería mejor alguien que pensase, no se trata del terremoto y las nucleares, se trata de lo imprevisible. Pero no podemos estar preparados para lo imprevisible, porque para ello hemos de pensar, y nuestro cerebro a desertado -ya se a adaptado a lo que hay-, y se ha ido con el enemigo, es mas barato.