Nos han acostumbrado a que veamos lo que se enfoca –y el resto no importa, solo lo que quieren ofrecernos- y cada uno hace caso al medio que le interesa escuchar, apenas conozco gente que quiera informarse la inmensa mayoría solo quiere oír que él tiene razón –ya se parte de una conclusión y se buscan teorías que satisfagan-. Así últimamente se destapan tramas de corrupción: espionaje en el PP de Madrid, constructores y ediles en todas partes, el juez garzón, etc y cada uno sigue exclusivamente lo que le digan que perjudica al enemigo –el resto es mentira inventada por los otros, por supuesto nosotros somos los güenos-. Nadie se para a pensar??!! Al ciudadano nos beneficia que se destapen todas las corrupciones y vergüenzas posibles. Es información sobre dinero público que se nos oculta, pero no los entendemos como un beneficio de información sino que sólo repercute en el desprestigio de los políticos (metemos a todos en el mismo saco y se diluyen responsabilidades) y el desprestigio nos lleva a un alejamiento de los ciudadanos. Este alejamiento –asqueados de que “todos son unos mandantes”- lleva a un caldo de cultivo ideal para que surjan oportunistas y demagogos; particularmente estoy artito de “esto con franco…” me gustaría recordar que todas las dictaduras se caracterizan por su altísimo grado de corrupción. Ahora se conmemora el aniversario del horror que supuso la presa de ribadelago (debido a un caso de corrupción) que nunca se reconoció debido al control sobre los medios de comunicación; el problema no es que no hubiese corrupción –que la había a espuertas- sino que no se conocía y por lo tanto no se percibía. No es casualidad que Hugo chavez, stalin o hitler eliminen los medios críticos; tampoco lo es que todas las comunidades autónomas quieran tener su televisión para extender sus verdades.
Insisto, nos solemos quedar con el ruido –el ascandalo solo beneficia a los medios, garantiza su audiencia, son sus intereses no los nuestros- y lo que a nosotros como sociedad nos interesa es que se saque toda la mierda y exigir a los propios partidos que sean los primeros interesados en eliminar sospechosos y sospechas, y no arropar a los de su marca, ensuciar todo para que se diluya y esperar a que pase todo.