Este verano me he traído algunos leñazos, el alma blanda y algunas lecciones aprendidas, entre ellas algunas que me gustaría exponer a crítica pública para ver que me decís. Como ya he dicho me he vuelto con el animo un poco bajo y la sensación de que otro año mas esperando el verano y otro oportunidad en la que no dejo pasar la ocasión de desaprovecharlo. Y ahí creo que radica mi principal error (que voy a hacer extensivo al resto de la humanidad para no sentirme tan frágil y estúpido) parto de una hipótesis ideal y maximalista, que tienen mas que ver con la cultura inducida por la televisión y la imaginación colectiva que con la realidad (la puta e insobornable realidad añadiría). Así haciendo inventario: no me he puesto en forma, no he leído ni la mitad, apenas he salido, etc etc y aun así no lo lamento en exceso; lo que realmente lamento es no haber podido pasar mas tiempo con ciertos amigos a los que solo puedo ver esos días. Y es que este camino emocional me ha (re)descubierto algo que ya sabía: que el contacto humano es lo que nos hace felices, en realidad la comunicación según lo que leí. Y por mi parte es cierto, esos minutos compartidos con amigos (es imprescindible que no existan molestias ni condicionamientos) es por lo que espero el verano, es resto de objetivos los puedo conseguir cualquier dia del año. Pero partimos de hipótesis equivocadas y optamos por tener, consumir, desear tener… entrando en una espiral que solo nos lleva a desear mas y mas, y nunca estar satisfecho. Asimismo queremos una casa preciosa –con toda la belleza que pueda tener una caja de hormigón- y ese adjetivo nos obliga a trabajar los dos miembros de la pareja y subordinar el resto –hijos incluidos-. Es el nuevo modelo social y el status lo dan las posesiones. Da igual si eres mas feliz ellos siempre te van a valorar, ese es el termino “valorar” como si mi vida tuviese un valor cuantificable por las posesiones o logros sociales, no por existir.
Ya llego a lo que quiero que me valoréis o corrijáis; siguiendo con esta estructura ideal y las hipótesis de partida, lo que mas me ha llamado la atención es que la gran hipótesis nula de la felicidad es el amor –aquí hago trampas porque no tengo pareja, pero reconozco que si quiero estar enamorado- la infelicidad que veo en infinidad de parejas me sorprende cuando cualquiera –desde fuera claro- ve que esas personas no tienen nada en común, y mucho menos un objetivo o forma de vida. Esta observación continua y la necesidad de explicar porque empezaron juntos (y porque ahora son infelices) me hizo desarrollar una ecuación que es lo que espero juzguéis; donde Amor= apetencia + conveniencia. Así se elige pareja por apetencia, apetece hormonalmente y mentalmente nos conviene –tiene una forma de ser que nos resulta atractivo- pero en nuestras vidas las circunstancias cambian y nos cambian las prioridades, así donde ellas eligieron un malote altamente atractivo con 18-20 años a los 30 es un inútil objeto de bar, y lo que a los 18 era un pivon deseado por todos tus amigos a los 30 solo conserva su voz de pito y los reproches. La persona –y sus hábitos- no ha cambiado, han cambiado las conveniencias, lo que queremos de esa persona.
Esa necesidad de amor y pareja nos hace infinitamente infelices, pues empezamos buscando compañía –y sexo- nos hace felices dos años e infelices cientos, por tener que arrastrar una pareja que no nos conviene. En mi laboratorio veo que ellas lo llevan mucho peor, quizá porque tienen un círculo social mas corto –comunicación con menos personas- o quizá porque su hipótesis de partida (un giliprincipe azul como en las piniculas de holliwood) es mucho más exigente y la diferencia con la realidad es mucho mayor. Quizás porque nosotros somos mas tarugos y no nos exigimos tanto. Sea lo que sea sigo deseando enamorarme; sé quien me apetece, pero interesadas mandar curriculum a: Thevillartimes….. (es fina ironía que ningún graciosito me sature el correo)