Si tuvieras que elegir entre ser feliz o ser libre…..
De las pocas cosas que compartía con Platón era el pensar que La gente no es mala sino ignorante; es decir que el que obra mal lo hace principalmente porque desconoce las consecuencias de sus malas acciones o prima el resultado visible a las consecuencias a largo plazo, más difíciles de ver.
Así explicaba Platón los vicios y comportamientos incívicos, como falta de miras.
Dos milenios más evolucionados deberíamos vivir en la era de la información, es decir dejar de ser ignorantes y nadar entre información clara y trasparente. Nada más lejos de la realidad. Olvidaba Platón el papel fundamental que desarrolla el sujeto pensante, este debe querer informarse, debe buscar la verdad y no (conformarse con) la felicidad a corto plazo.
Y entramos en el siguiente salto de escala, del individuo al grupo. Porque el hombre es un ser gregario y necesita vivir en grupo. Este grupo es parte fundamental de la felicidad humana; fuera del grupo hace mucho frío, y el ser humano hace lo que sea para permanecer en él. Ese lo que sea implica convencerse a si mismo de lo que haga falta, alejarse de la verdad o lo que sucede con más frecuencia Construirse una verdad de grupo, aquella que dentro del grupo no se discute.
*Recordaos que para educar a un niño –o a cualquiera- es mucho más eficaz el refuerzo positivo, el dar la razón y reconocer el mérito, que regañar. Porque el reconocer crea cohesión y el regañar aleja y crea frustración.
Así pues tenemos un ser que vive en grupo y que necesita sentirse bien dentro del grupo, por lo que acepta las verdades del grupo. Y como cada vez que ha repetido las verdades de grupo se le ha recompensado ya no necesita informarse; con seguir la linde marcada por el pasado es suficiente (léase feliz).
Se acabó el contraste, ya no hay comparación. Pues cualquier información que vaya contra las ya establecidas por el grupo será considerada una amenaza. Y en esta era de la información la información está debajo de un montón de ruido (la aguja en el pajar) para que cada uno decida que ruido sigue y vivir en su felicidad de clan.
El coste de la información ha bajado, y es accesible por más gente desde casi cualquier sitio, pero la voluntad de buscar está más cara que nunca. Se necesita valor para salir del confort de la tribu, para reconocer que te equivocas en algunos casos y para vivir sin certezas.
Así, hay dos maneras de ser feliz:
1- Te cierras dentro de tu secta y limitas los contactos fuera de esta –veréis que es muy habitual- y en caso de colisión con nuevas ideas siempre oír al grupo para demostrar que Todo el mundo dice lo que yo. Eliminando así cualquier sospecha de pensamiento propio, pero permite el orgullo de saber que todos los demás están equivocados.
2- Tener varios grupos, multiplicar los amigos y así las formas de pensar y ver las cosas. Contrastar lo que dicen unos y otros; ampliar tus fuentes de información y admitir que existe la duda. Esto es difícil de ver en la actualidad (algunas tribus del amazonas y gente de mal vivir) porque implica aprender tropezando y dudando de todas tus convicciones. No lleva a la felicidad inminente, si a relaciones más sanas y a no sentirte amenazado por ideas nuevas.
Dos formas de ser feliz, pero solo una de ser libre.