No conozco nada más parecido a un extraterrestre que un recién nacido: Ni le entiendes, ni sabes que pasa por su cabeza, ni tenéis intereses comunes (más bien todo lo contrario a la hora de dormir). Coexiste en tu planeta pero tan sólo compartís unas cuantas moléculas. Nada más desvalido que un bebé, pero nada más desconcertante –salvo quizás otro extraterrestre- Nos traen desasosiego, desvelos y tensión. ¿ellos? Más bien la incertidumbre total, el no tener ningún tipo de control sobre la situación. El no habernos enfrentado nunca a nada parecido, el no tener patrones similares en los que refugiarnos.
A medida que ellos crecen nuestra mente crea patrones: aprende a interpretar. (A la vez él aprende como somos los terrícolas, es una doble vía de adaptación mutua.)
Otro escenario: Te llaman para una entrevista de trabajo –si, sé perfectamente que tampoco existen, esto es ficción os recuerdo- y de nuevo el enfrentarnos a la incertidumbre nos tensa y nos aniquila por dentro. ¿Que me preguntarán? ¿Les gustaré? ¿Voy bien así?
Aprendemos idiomas, internet y hasta a bailar (conozco amigos que lo han logrado) pero siempre desde un sistema, nuestra mente –o nuestra forma de entender el aprendizaje- se basa en lo sistemático.
Se nos pregunta desde el origen a la filosofía ¿Puede lo múltiple reducirse a lo uno?, pues no puedo responder a esa pregunta, y creo que aún no hemos encontrado la esencia última, pero si que desarrollamos sistemas y reglas que simplifican y que nos permiten aprender, y llegar a ser los seres más inteligentes sobre la tierra (Al menos eso dice la propaganda oficial).
Toleramos la incertidumbre, pero si la dosis supera la cotidiana nos surge el miedo y la duda, y en casos extremos la parálisis.
El avance en las ciencias y nuestro modo de vida tiene un coste: nosotros. Somos seres biológicos y racionales, y en esta dualidad nos debatimos entre nuestra parte de cazador: el juego, la conquista, el resultado incierto; y la social-racional: el piso, trabajo, ganarse la vida…
El azar nos atrae de forma animal hasta la ludopatía, o en dosis más moderadas nos arrastra a ver el futbol (el deporte donde más incertidumbre hay, razón de que triunfe en todo el mundo).
La muerte -como incertidumbre total- nos aterra; la pareja –o el amor- la familia, los amigos nos sirven como refugio biológico y sus rutina nos ayudan.
No debemos renunciar a lo logrado –a través de la razón- pero deberíamos saber convivir mejor con el miedo a lo nuevo (incertidumbre) pues la vida es incertidumbre ¿Saldrá el sol mañana? se preguntaba HUME desafiando nuestra forma de pensar, dudando sobre nuestra ley de causa efecto.
*Según él el pasado nunca valdrá para pronosticar el futuro, es una ley mental nuestra, que interiorizamos por repetición pero no real.
Por suerte no nos enfrentamos a cambios radicales y si somos capaces de asumir nuestra pequeña dosis de azar “…no hay dos días iguales, y todos los días igual.” que canta Rosendo, pero asumámoslo No estamos preparados para enfrentarnos a una invasión extraterrestre.
joe, chico! que sesudo! siempre tienes algún punto de vista original (y por lo tanto extraño, lo cual no significa malo o erróneo); te tienes que releer algún párrafo para ver si te has perdido en algún giro argumental. Menos mal que escribes con letra gorda....
ResponderEliminarPosdata: lo de los extraterrestres, tiene algo que ver con algún sobrinillo?
ResponderEliminarjua carlos.
ResponderEliminarEl sobri el hombre hace poco, pero me llama la atención lo mal que llevamos lo que es totlmente nuevo, tenemos que transformarlo siempre en cosas repetitivas.
*Letra gorda para compensar el ordena pequeño, será falico de eso. Como los del pito pequeño y el coche grande. :)