Esta
política de marketing y constantes declaraciones,
cada día parece más una carrera de
caballos. Donde todos quieren sacar la cabeza y no quedarse atrás –en las
declaraciones- y los espectadores solo
vemos una polvareda que ni nos atrae ni nos interesa.
La
política es un poder del ciudadano, el poder de fijarse un objetivo futuro, de
dirigirse hacia dónde quiere ir como colectivo.
¿Entonces por qué admitimos estas constantes declaraciones vacías como algo
normal? ¿Por qué los intereses de unos sustituyen al beneficio del ciudadano?
Hemos
llegado aquí gracias porque nos desentendemos de nuestro deber para con
nosotros mismos. Y porque entre teoría y práctica
se nos han colado ciertos intereses y multiplicadores del error (medios
de comunicación al servicio de grupos de interés, los propios partidos, etc)
El sistema DEBERÍA funcionar así:
·
Nosotros somos conscientes del
entorno, del presente y establecemos
nuestras prioridades personales, y de la sociedad. Y en base a ello elegimos que programa político se acerca más a
nuestras prioridades.
·
Votamos
y se forma un parlamento, en teoría proporcional a los
votos, que representa las prioridades de la sociedad. Este
parlamento elaborará las leyes –ojo, el parlamento
NO el gobierno- que
intentarán acercar el futuro a las prioridades de la sociedad presente.
·
El parlamento –y
NO los votos- eligen al gobierno. Órgano secundario –lo
importante es el parlamento- que tendrá la capacidad de
reacción ante problemas de menor entidad, pero que requieren una solución
rápida (recordemos,
el parlamento son políticas estratégicas a largo plazo).
Es decir el Gobierno es una subcontrata
del parlamento, que gestiona el día a día, para que el parlamento se pueda
ocupar de lo importante. Esto es, lo que los ciudadanos consideraban sus
prioridades (las políticas a aplicar).
Los errores:
·
No hacemos análisis ni nos planteamos lo mejor para
nosotros como sociedad; nos intoxican los medios de comunicación con polémicas (su objetivo es
vender, no informar). Nuestras opiniones
no son nuestras; son el resultado de la digestión de las opiniones vertidas en
el abrevadero –periódico, radio o programa de TV- donde cada uno se acerca.
·
Con estas digestiones pesadas votamos a una cara y un discurso –ya nos hemos desviado brutalmente,
hemos volcado. Estamos patas arriba en la cuneta- pensando que será el líder del
gobierno (la mayoría de la gente cree que el gobierno está por encima del
parlamento).
·
Al final se habla
del gobierno (de caras, nombres y partidos) y NO de políticas o
acciones prioritarias. Hemos sustituido
la esencia por apariencia; los hechos por personas; y lo importante para la
sociedad por unos intereses particulares.
El ruido en los medios nos impide ver el presente y
nos aleja del futuro.
Así poner la tele es condenarse a ver gente en un
combate de palabrería y cero información. En parte porque es más fácil asimilar
un mensaje corto y simple que un análisis estructurado, que un debate real o
que información compleja. Y aquí recupero mi argumento de las cuñas que parten
el sistema.
Para
los medios y para los políticos es mejor este sistema de simplificar el mensaje (llamarnos simples y tratarnos como tal a fin de
cuentas). Los medios se aseguran tener munición diaria, un espectáculo de
ruido que no cesa y que alimenta al
público fiel que se acerca a por su ración de enemigo (de caras y nombres,
nadie está en contra de argumentos porque ni se plantean). Los partidos sus atriles desde los que azuzar a los suyos; porque
un claro ejemplo de la despolitización de la política es que los discursos
políticos se dirigen solo a su público fiel, no a la sociedad total.
Artos de comer polvo la mayoría de la gente se
desentiende del sistema –primera paradoja,
pues es el desentenderse lo que hace que el sistema no funciona- y así una vez
más la lista más votada es la gente que no vota –segunda paradoja- . Y los
votados se postulan en base a enfrentamientos y a un mensaje extremista que hace imposible el acuerdo, pero que fideliza
al votante extremista (es más fácil mantener al fiel que conseguir un
consumidor nuevo) en un entorno donde todos salvo los nuevos pierden votantes.
Y aquí llega la
gran paradoja, como un sistema parasito del sistema político ha llegado a
degradar tanto que ha hecho muy difícil la existencia del
propio parásito.
Los
pactos necesarios para formar gobierno hacen que se tenga que hablar de
políticas, que se busquen
puntos en común. Que el parlamento controle al gobierno , que al necesitar el apoyo de varios partidos políticos no
será débil sino eventual y controlado.
Curioso
como el politiqueo nos ha devuelto la política, a ver que
hacemos ahora con ella.
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