jueves, 9 de julio de 2015

Toda multitud es una mentira (teoría de Lo amarillo)


En la dosis está el veneno
 Paracelso      
     
No puedo elegir ganar batallas, pero si en cuales participar. Hace tiempo que solo discuto con amigos, para evitar malos ratos, pues la mayoría de la gente no distingue entre argumentos y personas; y la más mínima crítica se toma como un ataque personal (y así no se puede).
Personalmente veo la verdad de forma muy distinta a la mayoría –lo siento, pido perdón por ello-. Para mí la verdad es puntual y no viene dada o explicada por una teoría, ideología o teología general capaz de explicarlo todo a través de sus axiomas. Es más para mi cualquier axioma es una mentira, es pura ficción  derivada de la necesidad de explicar.
Porque los humanos necesitamos una explicación para entender y sentirnos más tranquilos. No es necesaria que esa explicación sea cierta, tan solo queremos alejarnos de la incertidumbre y sentirnos un poco más seguros; creer que dominamos la situación a través de nuestras ideas.

No reniego de la ciencia y de los logros conseguidas a través de nuestra capacidad de abstracción –nada más lejos- tan solo digo que son mentira. O mejor dicho, que son  verdades pasajeras (mi visión de la verdad). Y por lo tanto NO hay verdad absoluta; y mucho menos construcción lógica basada en verdades absolutas, y detesto las ideologías absolutistas.
Ninguna ideología soporta la realidad, porque la realidad es compleja y contradictoria, llena de excepciones. Y ninguna multitud puede representar a la totalidad, siempre habrá excepciones a cualquier norma. Las ideas son representaciones de realidades, pero son menos realidad que el objeto representado, son más livianas y más volátiles. Muy útiles sin duda, pero menos verdad.
Nos dice Hume que existen los coches amarillos, incluso los balones amarillos y los patitos de goma amarillos… pero NO existe Lo amarillo como tal, es una ficción nuestra derivada de una generalización. Es una idea secundaria y por lo tanto menos real que las impresiones primarias. Pocas veces Lo amarillo ha matado a alguien, pero si sabemos del daño que han hecho –y siguen haciendo- las ideologías, las ideas derivadas y sus seguidores si son fanáticos. Es fácil manipular las palabras, alejarse de la realidad –sino la teoría no cuadra- y crear una estructura intelectual ideal (en términos de Platón-tradición católica) donde la realidad es impura y lo ideal es lo bueno. Y así los fanáticos deben seguir esas ideas a rajatabla, alejándose si hace falta de la realidad que se intentaba explicar.

Yo tiendo a pensar lo contrario: la realidad es la que hay, lo primordial es el análisis, escuchar y obtener datos, (acercarnos sin juicios previos ni sesgos que diría Wittgenstein)y adaptarnos a la realidad. Pero como también nos advierte el propio Wittgenstein, existe más de una solución lógica para un mismo problema. Es decir existe más de una solución correcta; si ahora entendemos un rayo (o un cáncer, o una infección bacteriana, o un largo etc) como un proceso físico porque vivimos en la era de la ciencia, hasta hace poco era explicado por la religión o el mito, cualquiera forma de explicar el mismo fenómeno es lógico pues los axiomas lo soportan.
  Yo trato de entender a través de contrastar –si, sé que es raro- en lugar de acudir a mi catecismo ideológico. Y trato de descartar ideas discutiendo con amigos contrarios a mis premisas –que si joder, que sé que es raro- erosionando y cribando las ideas que no valgan. Prefiero ser un ratoncito en un laberinto de laboratorio lleno de caminos sin salida, que encontrar rápido la palanca a pulsar para que me den mi dosis de falsa verdad.
Es un método caro, a veces cuesta enfados, a veces amistades. Pues entre yo y la falsa seguridad de la teología (ideas divinas de las que emana la falsa verdad) la mayoría optan por sentirse seguros, por asimilar los argumentos de turno -aunque no expliquen la realidad- pues lo importante es pertenecer al rebaño. Y todo el que esté fuera es un lobo feroz. Y si las contradicciones se nos caen encima diremos que era una prueba divina, para probar nuestra fé. O algún maldito lobo desde fuera.

He oído a muchos médicos decir que no hay enfermedades sino enfermos; es decir que no hay un caso general, sino particularidades con cosas en común. Igualmente decía Paracelso –padre de la medicina- que el veneno está en la dosis, lo que sirve para curarte en una proporción en otra dosis puede matarte.  Seguir esas palabras, si queréis refugiaros en ideologías por no poner en duda vuestro pasado hacerlo –lo que sea por sentirse bien- pero no consumáis mucho del mismo palo o estaréis envenenando vuestro pensamiento.

Nota 1: La mayoría de las veces el veneno viene porque no se ofrece una visión completa de la realidad, sino parcial y manipulada convenientemente según la odiología elegida. En muchos casos se coge un extremo o un dato aislado y se dice que todo es homogéneo, en otras una serie de datos orientados cuando el conjunto dice todo lo contrario, os dejo un enlace a la paradoja de Simpson echarle una ojeada.
Nota 2: Me gusta la ciencia y sobre todo su método deductivo, pero no deja de ser una herramienta, no una verdad. Las teorías científicas han ido cambiando para desarrollarse, lo que hoy es verdad puede no serlo mañana: Los cisnes son SIEMPRE blancos hasta que se encuentran cisnes negros en Oceanía.

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