”Gritamos por impotencia
o por ignorancia”
Nunca he creído que la inteligencia o la
belleza sean virtudes, en contra de la corriente general.
Para mi
inteligencia y belleza son simples herramientas, pero no virtudes
pues la virtud (como el
vicio) devienen del hábito. Si cultivas buenos hábitos será una
virtud, si son malas costumbres caerás en un vicio.
Como dice un amigo: Si sacas a pasear la inteligencia eres un prepotente,
pero si sacas músculo o tienes un bonito escote está bien visto (son
virtudes). Son valores biológicos aceptados durante miles de
años.
Me
preocupa que no se distinga entre virtud y herramienta, porque cada vez
más se nos inculca que la fuerza es una virtud. ¿La
fuerza nos hace mejores? No, creo que no.
Es un error asumido por la sociedad, un
lastre casi genético arrastrado durante miles de años, porque durante miles de
años la fuerza sirvió para sobrevivir. Cazar, subir, matar, luchar, sembrar,
ordeñar verbos de acción donde la fuerza destaca y asegura cobijo y comida.
A
día de hoy el mundo es complejo y la fuerza no resuelve problemas
complejos, en todo caso los empeora.
Los trabajos actuales
son complejos y se necesitan largos procesos de transformación y gran cantidad
de trabajadores. La fuerza ya no es fuente de
ventaja, pues hoy día se necesita la fuerza justa para sujetar el
teléfono o una herramienta sustitutiva de
músculos.
Aún así la fuerza sigue
siendo una virtud deseada. Parece
normal y natural –pues es cultura desde el origen de los tiempos- el problema es que esos virtudes individuales son
vicios sociales. El salto de individuo a masa nos lleva a
caminos equivocados, a un mal para los mismos individuos.
El líder de la manada
trata de aparentar fuerte ante el resto y nos impone malas soluciones al
conjunto. Terrorismo, Nacionalismo,
xenofobia… son enfrentamientos donde la mayoría padecemos
las malas decisiones de los carneros
empeñados en no parecer débil. La apariencia sustituye a la lógica y los efectos
no son bonitos.
La paradoja de la fuerza (y la violencia) es que
en plena lucha de carneros, en ese imponerse a cabezazos –usar la cabeza,
supongo- se obliga al otro a usar la fuerza, pues lo
contrario (o sea hablar/pactar) será considerado un debilidad (un vicio a
evitar) sería como claudicar y perder ante el rival (falta de fuerza).
En ese escenario de Ganar/Perder se llega a un punto
donde los fuertes no aportan nada, salvo dividir y dolor de
cabeza, y necesitan el poder
blando. Se
necesita un acuerdo para arreglar lo que la fuerza a roto. Un mal menor, unas
condiciones mínimas. (pero en el fondo es un reconocer que la fuerza no aporta,
salvo que se busque la aniquilación absoluta.) La
fuerza enfrenta –solo uno puede ser
superior- en un mundo donde la cooperación y el conjunto permiten
la sociedad.
Me
preocupa una sociedad que venera la victoria por encima de todo. Donde
todo vicio será tapado por la victoria.
Se nos inculca que quien gana es
porque se lo merece (la moral es la propia victoria) y que la lucha es parte del
camino a la victoria. Llegados a este punto –la lucha hacia victoria- la fuerza
es primordial para conseguir ganar, pues el esfuerzo, el hábito, la cultura o la
inteligencia son lentas y la sociedad consumista actual necesita inmediatez
…pues la belleza es pasajera.
Me preocupa que la sociedad se oriente hacia victorias
individuales en lugar de a virtudes colectivas. Que
desarrollemos constantes semillas de
enfrentamiento para tapar vicios e intereses individuales.
¿Porqué
seguimos entonces en estas? Pues porque aunque la inteligencia abunda mucho más
de lo que nos creemos y la lógica acaba imponiéndose, la fuerza lleva cientos de
años ocupando el poder y no va a renunciar a ello.
Lo que nos
lleva a la segunda paradoja de la
fuerza: Se necesita una fuerza
superior para desalojar a la fuerza.
Con la particularidad que la fuerza es cobarde, tan solo se enfrenta a la fuerza si se siente superior y seguro de ganar. Por lo que la fuerza se perpetúa como inercia esteril, pero no es útil para cambiar ni mejorar.
Podemos seguir siendo una sociedad de adolescentes mentales, basandonos en la fuerza y la juventud para gritar y maldecir o ser una sociedad madura basada en la sabiduria y solucionar errores del pasado.
Solo los buenos hábitos del colectivo conseguirán vencer a la fuerza que defiende intereses individuales. La cultura, la inteligencia y la discusión son nuestras herramientas
Podemos seguir siendo una sociedad de adolescentes mentales, basandonos en la fuerza y la juventud para gritar y maldecir o ser una sociedad madura basada en la sabiduria y solucionar errores del pasado.
Solo los buenos hábitos del colectivo conseguirán vencer a la fuerza que defiende intereses individuales. La cultura, la inteligencia y la discusión son nuestras herramientas
Escribir -y leer-hace reflexionar y aclara las ideas. TAmbién desarrolla la inteligencia-individual y colectiva.Pero la inteligencia no es sólo una herramienta, además de ser un don natural, se ha de potenciar y eso se hace individualmente, trabajándola. Entonces sí se convierte en una virtud.
ResponderEliminarSaludos y sigue reflexionando y escribiendo.
erillas
ResponderEliminara eso me refería. A eso y al exceso de admiración a la juventud, la fuerza y la belleza.