viernes, 25 de diciembre de 2015

los monos y el agua fría (teoría del grupo)


 He de admitir que me acabo de caer del guindo (tranquilos, estoy bien). Llevo toda mi vida racional buscando reglas de decisión que criben apariencia y realidad; bien del mal.
Buscando criterios que me sirvan y sirvan a todos en cualquier circunstancia.  Pues bien, me acabo de caer del guindo. Resulta que el mundo está lleno de gente –quien lo iba a decir- y esa gente NO quiere reglas ni cribas lógicas o morales.
  Acabo de darme cuenta que la gente funciona al revés: primero elige su certeza, ideología o conclusión heredada (no generada), se aferra a ella y se busca cualquier argumento a posteriori. Primero se busca un tejado donde refugiarse y luego la estructura que haga falta, aunque estos sean chatarra lógica que se cae ante cualquier chaparrón del día a día.

  Sobreviven los más aptos
dijo Darwin. El hombre que dijo que situó al Hombre como una especie más dijo Los más aptos, NO los más fuertes. Porque lo que ha hecho fuerte a nuestra especie No es la fuerza, sino la cooperación, la fuerza del grupo frente a la fuerza individual. Y para esa cooperación se necesita la flexibilidad mental, el encontrar soluciones y lugares donde unirse.

La última entrada hablábamos del movimiento como única certeza, hoy llevo e-xac-ta-men-te unos cuantos días pensando en las barreras que impiden ese movimiento. Veo con estupor como es la misma especie en su núcleo más diario la que actúa como ancla y barrera a la cooperación y el cambio.
Os cuento un pequeño experimento psicológico:
 10 monos en una habitación; una escalera y en lo alto de ella un (apetecible) plátano.
 El macho alfa se marcha directo al plátano, a la escalera, cuando…   agua HELADA para todos (y el estupor general, claro) 
 La historia se repite varias veces con diferentes monos. De tal manera que en la mente del grupo se establece la relación: escalera/plátano—> agua helada.   Y en cuanto alguno de los monos se dirige a la escalera le cae una paliza por parte de todos los demás. Y ante eso ningún mono se acerca.
-------------fin de la primera parte---------------
 Se sustituye a uno de los monos. De modo que quedan 9 veteranos y uno nuevo, que desconoce las normas sociales.
 En cuando ve que hay un plátano solito y nadie quiere ser su amigo, se dirige a él… pues se dirige rápidamente a su objetivo.
 Tan pronto lo hace, le cae una lluvia de golpes.
(Nótese que ni llega a la escalera, ni llega a caer agua helada a nadie, por la acción preventiva de los otros 9 monos)
------------------fin de la segunda parte-------------
  Así, gradualmente se van sustituyendo Veteranos por monos novatos.  Hasta que se llega al punto donde NINGUNO  de los monos Originales está en la habitación, y ha ninguno le ha caído NUNCA una sola gota de agua helada.
----------------conclusión-----------------------------
 Con todos los monos novatos en la habitación ya no existe la relación de causa-efecto, pues ninguno ha recibido el castigo por acercarse al plátano. Sin embargo el comportamiento grupal se mantiene; todo el que se arrime a la escalera recibe una paliza.
 Conclusión del grupo: Esto se ha hecho así toda la vida, no sabemos porqué pero así se tiene que hacer.

¿Cosas de monos?  Pues no. Es asombroso ver como el cambio llega a cualquier parte salvo a las mentes humanas, herramienta que nos permite adaptarnos a todo, pero también lastre insalvable si pierde su capacidad de adaptación.
 El grupo al que pertenecemos es la principal barrera al cambio; tenemos reglas sociales dentro del grupo y nuestra necesidad de aprobación nos hacen difícil siquiera plantear el cambio a las reglas existentes. 
 Las normas del grupo están por encima de los argumentos de uno de fuera.


*Triste reflexión, pero es lo que veo. Demostrarme que me equivoco y me alegraréis un poco el día. Pero primero pensar de donde vienen vuestros ideales políticos, vuestro amor a unos colores deportivos o una religión. Y porque son esos y no otros.

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